La mayoría de los problemas visuales no son de nacimiento, sino que se desarrollan a lo largo del tiempo. O al menos eso indica la Organización Mundial de la Salud, que en 2009 afirmó que el 75 por ciento de las causas de la ceguera en el mundo eran evitables. Pero no hay que ser tan extremistas. A parte de la ceguera, también existen problemas más leves de visión que afectan a la población mundial.
“Las mayores alteraciones visuales y oculares son los trastornos de la conjuntiva, los trastornos de la acomodación y de la refracción. Los trastornos de la conjuntiva incluyen el ptegirión y la conjuntivitis y se relacionan con la localización geográfica, por lo tanto, son más prevalentes en los países tropicales y subtropicales”.
Se ha determinado que las mayores alteraciones visuales y oculares entre los niños de cinco a 14 años son la hipermetropía, el astigmatismo y la emetropía. Mientras que en los mayores de 50 años las principales afecciones son las cataratas y los errores refractivos.
Por su parte, se señala que el 95 por ciento de los niños examinados tienen agudeza visual normal en ambos ojos. En cambio, en los adultos existe un incremento en la prescripción óptica de acuerdo a su nivel educativo: un 23 por ciento en la población sin educación y un 87 por ciento en las personas con formación universitaria.
¿Pero eso significa que es imposible prevenir la aparición o el aumento de enfermedades visuales?
De acuerdo a María Cristina Cortés, Directora Médica de la Fundación Oftalmológica Nacional, la prevención y detección temprana depende de realizarse un examen oftalmológico anual para descartar alteraciones que no son sintomáticas y pueden ser manejadas a tiempo.
Según Cortés, “la nutrición rica en antioxidantes, vitaminas, luteína, Omega 3, betacarotenos, consumo racional de grasas y azúcares es importante para la salud visual. También la protección de los rayos UV, pues está asociada con algunas patologías”.
Y obvio, no hay que dejar de lado las recomendaciones que todos escuchamos: a la hora de escribir o leer, recordar las pausas, los parpadeos frecuentes, la buena iluminación (idealmente natural) y alternar las actividades al aire libre, pues disminuyen la miopizacion por dispositivos móviles, mejoran el desarrollo físico, el lenguaje y la concentración.
Sin embargo, también hay conductas que empeoran la salud visual. No hay que frotarse los ojos y es importante siempre mantener una adecuada protección visual en el uso de piscinas, labores de jardinería o cualquier actividad fuera de lo común.