En la entrada de esta semana queremos hablaros sobre la importancia que tiene utilizar gafas de sol cuando vamos a la nieve o cuando vayamos a practicar algún deporte relacionado con la nieve.
Cuando se trata de proteger nuestros ojos, es importante dejar un poco de lado el diseño y color de la gafa en pro de la calidad de los cristales y su filtración de los rayos ultravioletas. Las lentes que escojamos, deberán evitar el reflejo de las superficies, además de contar con una ventilación adecuada para evitar que se empañen.
El Sol en las montañas y en las sierras es más potente, y por lo tanto más dañino para nosotros, pues los rayos se reflejan más en la nieve. De esta forma, nos protegemos ante molestias leves o cegueras temporales, así como de lesiones más graves y difíciles de tratar y de curar.
Debemos tener en cuenta que las lentes sean ergonómicas y cómodas. Así, las gafas de varilla puedan resultar más estéticas son más vulnerables ante una posible caída. Sin embargo, las gafas de ventisca tienen más amplitud de visión, mayor sujeción y suelen ser más adaptables a cara y nariz.
Es importante tener claro si las gafas cuentan con una pantalla simple o una doble, pues la primera tiene únicamente un tratamiento antivaho en la cara interna, mientras que las de pantalla doble cuentan con un espacio de aire entre las dos pantallas que evita la aparición del mismo.
Por último, deberemos tener en cuenta el color de los cristales, pues cada uno de los mismos tiene una funcionalidad concreta:
- Cristales con tinte oscuro: se utilizan cuando hay mucha luminosidad, es decir, cuando el día está despejado y el solo es fuerte.
- Cristales de tinte claro: se adaptan mejor cuando el día está nublado, pues permiten una mayor luminosidad.
- Cristales polivalentes o fotocrómicos: tienen una función adaptativa según la intensidad de la luz. Podríamos considerarlas como dos gafas en una, si el día está soleado la pantalla se oscurecerá y viceversa.
Fuente: www.vitónica.com