En el blog de hoy os contamos algunos hábitos que muchos hacemos y que pueden dañar seriamente nuestra vista.
Usar la misma lente de contacto
Es muy importante respetar el tiempo de cada lente de contacto, es decir si tus lentes son para un mes no debes nunca sobrepasar ese tiempo.
Frotarse los ojos
Frotarse los ojos puede romper los vasos sanguíneos que se encuentran en los ojos, haciendo que se vean inyectados de sangre. También puede transferir bacterias y virus desde las manos hasta los ojos provocando padecimientos como el “ojo enrojecido“.
Rizar las pestañas
Las pestañas existen por una razón: bloquear la suciedad evitar que entre a los ojos. Rizarlas deja el camino libre a las infecciones, lo que produce reacciones del sistema inmunológico, como hinchazón, enrojecimiento y dolor.
Agua de lentes de contacto
Es necesario renovar la solución todos los días. Reutilizarla provoca la aglomeración de bacterias, lo que puede aumentar el riesgo de infección. El agua de la llave puede contener virus y bacterias que, incluso, podrían provocar queratitis, un padecimiento que en los casos más graves, causa ceguera. Siempre se debe usar la solución especial para lentes de contacto.
Nadar sin gafas
Al nadar, deben cubrirse los ojos con gafas especiales para la actividad. El agua contiene una serie de microorganismos que pueden resultar muy dañinos para la salud… sobre todo cuando en ella hay más personas. Incluso, cuando el cloro utilizado para limpiar las piscinas públicas se mezcla con sudor, orina y materia fecal, forma cloraminas, sustancias químicas que pueden causar enrojecimiento e irritación ocular.
Usar ‘gotitas’ todo el tiempo
Está bien usarlas de vez en cuando pero no hay que abusar ya que cuando los ojos se acostumbran, existe un efecto rebote al no recibirlas.
No proteger los ojos al limpiar
Según la Academia Americana de Oftalmología, el 40% de los daños oculares se producen por reparaciones en el hogar, limpieza o trabajos en el jardín.