- Buena protección: Es lo más importante. Se debe escoger un cristal de buena calidad óptica que frene el paso de la rayos del sol. Unas buenas gafas deben tener un filtro que absorba por lo menos un 75% de la luz visible y bloquee toda la luz ultravioleta.
- Gafas sin edad: Las gafas de sol deben ser una herramienta de protección desde edad temprana hasta la vejez, ya que su objetivo es prevenir alteraciones como la conjuntivitis o la queratitis.
- El color de la lente: Aunque parezca una función únicamente estética, pocos conocen que el color de la lente también tiene una finalidad práctica. Por ejemplo, las lentes más oscuras son recomendables para los miopes.
- Gafas para todo el año: Solemos usarlas en verano debido a la exposición al sol, sin embargo, su uso debe prolongarse durante todo el año porque estamos expuestos al sol, con mayor o menor intensidad, siempre.
- Responsabilidad en el uso: Debemos protegerlas siempre con una funda para que no se estropeen y dejen de cumplir su función protectora. También es recomendable no dejarlas demasiado tiempo al sol, ya que tanto las lentes como las monturas pueden deformarse y esto afecta a la visión.
- La montura: Sobre todo en verano es recomendable que sea una montura ligera que ni apriete ni pese para evitar las marcas en la nariz por la presión o que se produzcan rozaduras con el sudor.