Para conocer el nacimiento de las gafas debemos remontarnos al siglo XII d.C., cuando el matemático y astrónomo árabe Alhacén descubrió la ley de la refracción, en la cual se sustenta este invento.
Ya en el siglo XIII, los monjes tibetanos crearon las primeras lentes esmeriladas semielaboradas. Para hacernos una idea aproximada, estas lentes actuaban como lupas, agrandando los objetos visualmente. Estos monjes utilizaban un tipo de cuarzo denominado berilo. A finales de este siglo, un fraile franciscano llamado Roger Bacon, consiguió probar científicamente que la letra pequeña se podía aumentar con unas lentes esmeriladas con una forma concreta.
Con la llegada de las fábricas de vidrio de Murano situadas en Venecia, Italia, se inicia un nuevo periodo en las lentes, llegando a ser la cuna de las gafas. Estas fábricas eran capaces de producir vidrio dúctil. Años después, se definieron las primeras especificaciones de calidad. Estas primeras gafas fueron denominadas «ayudas para la visión», y tenían una lente esmerilada convexa. Por aquel entonces, existía un único modelo de gafas y las primeras estaban destinadas a posibilitar la lectura a personas hipermétropes.
En la siguiente entrada os contaremos la evolución de las gafas desde los primeros modelos hasta los modelos más actuales que existen.