El 12 de marzo es el Día Mundial del Glaucoma, un evento en el que la comunidad médica conmemora esta enfermedad con el objetivo de difundir el conocimiento, concienciar a la población y proporcionar la información necesaria para prevenir su desarrollo.
El año pasado ya hablamos sobre esta enfermedad y cómo prevenirla. Para recordarlo, la enfermedad consiste en un trastorno ocular provocado por el aumento de la presión dentro del ojo como consecuencia de un fallo en el sistema de drenaje, lo que desemboca en un daño al nervio óptico. Este daño genera la pérdida gradual de visión, aunque aún se desconoce el motivo que desencadena la enfermedad.
El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en todo el mundo y hoy queremos explicar los diferentes tipos que existen:
– De ángulo abierto. Es el más común entre la población y tiende a ser hereditario. Provoca una pérdida lenta de la visión lateral o periférica que puede desembocar en ceguera.
–De ángulo cerrado. Provoca una elevación rápida e intensa en la presión dentro del ojo que causa dolor. Se trata de una situación de emergencia que requiere atención médica inmediata.
– Secundario. Es la denominación del glaucoma de ángulo abierto y del glaucoma de ángulo cerrado cuando tienen una causa conocida (fármacos como los corticosteroides, lesión ocular, enfermedades como la diabetes, etc.).
–Congénito. Es hereditario y se transmite de padres a hijos. Normalmente se presenta al nacer, es causado por una alteración en el desarrollo normal del ojo.
En los cuatro casos, cualquier factor que bloquee el flujo de líquido en el ojo (que dañe el sistema de drenaje) provocará una acumulación de la presión intraocular que si no se detecta de forma temprana acaba provocando una pérdida gradual de la visión.
Fuente de la información: MedlinePlus (Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos)